martes, 15 de mayo de 2012

Equipo de Supervivencia para la mujer Profesional


En el mundo de los negocios la incursión de la mujer profesional ha sido un reto y un logro escalonado que se ha ido consiguiendo paso a paso.

Más mujeres que hombres están preparándose actualmente en las universidades para asumir posiciones de poder en las empresas. Actualmente las universidades destacadas en Administración de Empresas, como la Universidad del Sagrado Corazón, poseen en sus aulas porcientos mucho más altos de féminas que de varones, obteniendo grados de bachiller y maestrías en Mercadeo, Contabilidad, Gerencia y Finanzas, materias que antes eran dominadas por el género masculino.

No es un secreto que todavía, en el siglo 21, la mujer tiene que luchar y destacarse mucho más que el hombre para obtener credibilidad y respeto profesional en el campo de los negocios. Sin embargo, cabe señalar que más profesionales del género masculino reconocen la labor profesional, sin importar que ésta sea de una mujer.¡Aplauso Para ellos y Apoyo Moral!.

Atributos, que en otros ámbitos sociales pueden ser considerados como ventajosos, podrían percibirse como un obstáculo en el terreno empresarial para la mujer de negocios. La juventud y la belleza, contrario a lo que muchos piensan, no garantiza necesariamente el abrir puertas y el obtener una cuenta. Así mismo, el no poseer estas características personales no es un impedimento para conseguir sus metas profesionales.

La mujer, tanto como el hombre, proyecta lo que piensa de sí misma. Si se siente capacitada y profesional, así lo percibirán sus colegas y clientes.

La actitud con que enfrente la vida, así como su apariencia personal, contribuirán a la proyección de profesionalismo y seguridad que emane y que los demás verán de una mujer preparada y segura de lo que desea en su carrera profesional.

Para lograr el respeto profesional y poder ser considerada seriamente, tanto por ejecutivos del género masculino como del femenino (te sorprenderás cómo las mismas mujeres discriminan a veces más que los hombres), debemos abrir puertas, aún sin haber dicho una sola palabra. Este es el principio básico de la venta: Primero nos vendemos a nosotros mismos.

Dicen que la primera impresión es muy importante y, ¿sabes qué? Esa aseveración es completamente cierta. El cliente forma una opinión de ti en los primeros tres segundos de la interacción visual. Esto es horriblemente rápido y debes tenerlo en cuenta, ya que será muy difícil alterarla a menos que hagas esfuerzos sobrehumanos para tratar de contrarrestarla.

La vestimenta es parte integral de tu imagen y debes tomarla muy en serio. Tú NO deseas que te perciban como “linda” o “sexy” a menos que tu profesión sea de modelo, y en este caso también debes proyectar profesionalismo e inteligencia antes que todo lo demás. Tú deseas verte competente, y puedes estar a la moda pero con elegancia y clase.

He aquí varias reglas de vestimenta que te harán lucir elegante, segura de tí misma y, sobretodo, permitirán que sobresalga tu inteligencia y tu capacidad profesional más allá de tu físico o tu género.

Nunca utilices tus atributos personales para lograr tus metas profesionales y nunca permitas que alguien, sea hombre o mujer, perciba de ti otra cosa que no sea tu inteligencia y tu capacidad. ¡No te tienes que convertir en un ogro o poner cara de pocos amigos! Puedes ser simpática y agradable. Estos atributos son igualmente importantes para tu éxito. Tampoco trates de esconder tus atributos detrás de un atuendo muy masculino o anticuado. ¡No nos vayamos a los extremos!

Eso le pasó a Hillary Clinton, a quien sus consultores de imagen le recomendaron suavizar la misma utilizando colores más femeninos en sus atuendos profesionales para que se percibiera su seguridad de mujer profesional ante un mundo fuerte de hombres.
Cuida la imagen de tu cabello cuando vistas profesionalmente. Si tienes el cabello corto, péinalo y arréglalo. Si tu cabello es largo, amárralo preferiblemente.
Cuando en duda, siempre escoge lo clásico. En la medida que sea posible utiliza chaqueta tipo “blazer” y falda; es lo más profesional. También puedes usar pantalones, siempre y cuando sea del mismo conjunto.
Siempre utiliza tacones, los zapatos sin tacos son para ir de tiendas o hacer ejercicios. Si eres alta, siéntete poderosa y utilízalos con orgullo, eso un atributo y nunca una limitación.
Tu maquillaje debe ser impecable pero suave, tú estás en un concurso, pero no de belleza, sino de profesionalismo. Tus mejores amigos en la cartera: lápiz labial, polvo compacto y un espejo para que te acuerdes de verificarte periódicamente. El estar bien vestida y arreglada todo el tiempo te hará sentirse como una triunfadora.
Sé organizada y proyéctalo en todas las áreas: documentos, maletín, cartera, escritorio y hasta tu automóvil. Ésta es otra parte importante de tu imagen profesional.
Tu Actitud demuestra lo que se puede esperar de ti: Sin dejar ni por un instante tu femineidad, debes mostrarte firme y segura de ti misma, de tus conocimientos y de tu experiencia. La actitud es el elemento clave para proyectar tu éxito.

Si algún hombre, o quizás otra mujer, dice o hace algo con el propósito de humillarte, ofrécele una bofetada de elegancia: en un milisegundo, crea una barrera en tu mente y evita que penetre en tu memoria celular y te afecte de alguna manera… ¿la técnica? sonríe y míralos como si nada te afectara… y luego, sigue tu camino… la indiferencia es un arma infalible. No pierdas el tiempo en asuntos que no lo ameriten.

Asegúrate que nunca perciban que sus palabras tuvieron algún efecto en ti. Y recuerda las palabras de Eleanor Roosevelt: “Nadie es capaz de humillarte a menos que tú lo permitas”.

Depende solo de ti misma, de tu profesionalismo, de tus estudios y de tu “expertise.” Nunca, nunca, nunca dependas de un hombre para que te mantenga, o, peor aún, nunca eches a un lado tus estudios por nadie. Recuerda que el hombre se sentirá orgulloso de una mujer que brille con luz propia. Cenicienta y Blanca Nieves ya pasaron de moda.

Por último, automotívate. Tu propio apoyo moral y reafirmación de que sí puedes, sin importar las circunstancias, es la parte más importante de tu equipo de supervivencia.

domingo, 6 de mayo de 2012

El servicio al cliente empieza por casa


La frase: “Todos estamos en el mismo bote” es una de las más certeras que he podido identificar en los años que llevo como asesora de servicio al cliente.

En medio de un adiestramiento que yo ofrecía a los gerentes de una importante cadena de tiendas, alguien me contó que entre sus empleados se encontraba uno que insultaba a sus compañeros frente a los clientes, los humillaba y desprestigiaba a su propia empresa con el propósito de enaltecerse a sí mismo. ¡Qué mal! Dicen que donde hay muchas mujeres hay chisme… no necesariamente. Esta historia trata de un hombre que dice lo que es y lo que no es con tal de lograr lo que se propone.

Esta empresa muy prestigiosa, donde el servicio al cliente externo siempre ha sido uno de sus activos más importantes para el éxito de la misma, ha comenzado a confrontar problemas de imagen debido a que sus empleados no tienen “tacto” entre ellos. Esta práctica se ha transportado al cliente externo, convirtiéndose en un peligro para la supervivencia de la empresa, ya que los clientes no se sienten cómodos con el cambio de actitud proyectada a éstos. Ya no hay milla extra, se nota un desgano en la atención y poco compromiso y lealtad con su propia empresa.

¿Por qué ese cambio tan radical en solo meses? Esa fue la razón principal por la que me reclutaron los directivos de la misma,...para indagar en la raíz del problema…

Se nota en el tono sarcástico de sus mensajes en el sistema de altavoz de la tienda, en la forma en que se piden las cosas entre ellos y hasta en las miradas “de muerte” que se cruzan frente a los clientes que los visitan. “Se siente un ambiente tenso”, me dicen varios gerentes y empleados. “Dan deseos de salir corriendo cuando vemos a los empleados con un puñal virtual en la boca”, nos asegura un cliente al que entrevistamos. Se cuidan de lo que dicen, casi no sonríen y se muestran a la defensiva entre ellos mismos proyectando esa tensión hacia el cliente externo.

¿Pero qué sucedió? ¿Cambiaron las políticas, cambiaron al gerente o la gente se aborreció? Ninguna de las anteriores… Todo comenzó al reclutar un empleado que venía de una empresa relacionada de donde lo habían cesanteado, según él, por reducción de nómina. Habló muy mal de su empresa y dijo que él era uno de sus mejores empleados y que se los iba a demostrar.

El primer error de esta empresa fue el reclutar a alguien que hablaba mal del sitio donde laboraba anteriormente.¡ Error!
Él se vendió con su mejor proyección; como empleado valioso, con excelentes credenciales y múltiples contactos y como un activo para la actual compañía. Realmente dominaba el arte del mercadeo pues impresionó a todos, a pesar de su arrogancia.

Comenzó impresionando en sus ventas y en conseguir clientes nuevos a través de sus contactos anteriores. “¡Esto es vida!” decían los reclutadores, “¡dimos en el clavo!” repetían delirando de emoción. “¡Apoyo Moral!”, le decían todos. Pero el sueño no duró mucho.

Casi inmediatamente comenzó a criticar los procesos de la nueva empresa y a tomar las decisiones por su cuenta. Comenzó a encontrarles fallas a las personas y a hablar con unas lo que otras ni siquiera comentaban. Los procesos eran todos arcaicos para él, ya que en la otra empresa se hacían de forma diferente. ¿Qué le pasa? ¿Por qué nos insulta a nosotros y busca la división de su nuevo equipo de trabajo?

Sacó las “garras” insultando a los empleados que querían orientarlo. “¡Pero si yo sé más que todos ellos! Todos son unos ineptos…” pensaba en su arrogancia cerebral. Acto seguido puso a unos en contra de otros; se inventaba historias con sus clientes y les hablaba mal de la empresa y de los empleados. Visitaba clientes de los compañeros de trabajo hablando mal de éstos para que le quitaran su confianza y él tomarlos como sus clientes.

En ventas, esto se conoce como “canibalismo”, donde un compañero trata de robarte el cliente.

Pero el “Karma” te devuelve lo que haces como un bumerán… Como expresa el famoso psiquiatra Brian Weiss en su libro: Un alma, muchos cuerpos: “Todo lo que hagas te lo harán a ti, ya sea en esta vida o las que te queden por vivir.”

Resulta que este empleado comenzó a emitir comentarios sobre su nuevo sitio de empleo a una persona y esa persona, da la casualidad que conocía al presidente de la compañía, ¡ups!, pero que detalle insignificante.

Esa persona se lo contó a un amigo mutuo y ese amigo se lo dijo a alguien más; y ese alguien se lo dijo a otro más importante, hasta que llegó al más importante, al jefe mayor… y ya se imaginarán lo que sucedió; terminó cesanteado nuevamente y sin esperanza de volver a esa industria.

Hay un dicho muy importante y muy cierto que nunca debemos olvidar: “Uno es dueño de lo calla y esclavo de lo que dice”. Este mundo es un pañuelo y todo se sabe tarde o temprano. Más aún, con el internet y las redes sociales, con los celulares con grabadoras y cámaras integradas, la noticia llega más certera, más rápido y con mayor credibilidad.

No te arriesgues, el mundo se ha convertido en una aldea, donde todos se conocen y todo se sabe más rápido. Si atentas contra las personas del barco donde viajas, te tirarán por la borda. No muerdas la mano que te alimenta y, si no deseas que se sepa lo que piensas, mejor no lo digas.

Trata con respeto a tus compañeros de trabajo, se fiel a tu empresa y si siéntete orgulloso de donde trabajas. Eres tu empresa donde quiera que vayas, y si hablas mal de la misma, estás hablando mal de ti mismo. Si la empresa donde trabajas se hunde, tú te hundirás con ella.

Y siempre recuerda que el servicio al cliente empieza por casa...